martes, 15 de junio de 2010

Kamikazes, el Aliento de los Dioses


Kamikaze es una voz japonesa que significa "viento divino" y es el nombre que recibieron los pilotos suicidas japoneses en la II Guerra Mundial. La voz proviene del siglo XIII cuando los mongoles mandaron una poderosa armada contra Japón con la intención de invadirlo, y cuando toda resistencia parecía inútil, una tempestad destrozó las naves enemigas. A ese tifón salvador los japoneses lo llamaron kamikaze o viento divino.
Durante la II Guerra Mundial, cuando el Imperio nipón había prácticamente perdido su flota, se formó un cuerpo voluntario de pilotos suicidas para contrarrestar el gran potencial de la escuadra estadounidense. A estos hombres los llamaron kamikaze, y su misión consistía en estrellarse piloteando un avión cargado de explosivos, contra los barcos enemigos. De esta manera consiguieron hundir o averiar a más de 250 buques enemigos.


La práctica de inmolarse se cree que estaba influida por sus creencias en el sintoísmo, una religión que se caracteriza por inculcar el nacionalismo extremo y asfixiante. Este culto justifica el sacrificio personal en aras del bienestar general. También creían en la reencarnación y en la idea de nacer siete veces para matar cada vez a un enemigo.
El sintoísmo venera a quienes hacen este sacrificio supremo por su patria y por el emperador y por eso para estos jóvenes morir por este motivo era un privilegio y una honorabilidad, y su destino era reposar en un santuario especial.


Takijiro Ohnishi es considerado el padre de los kamikazes, este almirante y estratega participó en la planificación del ataque a Pearl Harbor y cuando Japón comenzó a sufrir derrotas se encargó de crear el valiente cuerpo de kamikazes. En los días finales de la guerra, una vez lanzadas las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, Ohnishi planeó una estrategia suicida masiva pero no tuvo éxito porque el poderío norteamericano reponía rápidamente los aviones y los barcos que perdían.
Entonces, viendo que su plan fracasó, dejó una nota pidiendo perdón y se suicidó haciéndose el harakiri.

9 comentarios:

luther blues dijo...

Hola querida blondie ,que bueno volver a Cisnes y Rosas despues de la ausencia y encontrarme con este tema tan particular que nos has traido esta noche .Como me gustaria que varios politicos de estas pampas imiten a los kamikazes japoneses y se inmolen por el bien de la nacion porque si seguimos asi nosotros nos tendremos que hacer el harakiri porque los votamos jejeje
Un abrazo y el cariño de siempre

Anónimo dijo...

Fantástico post... sempre ficava impressionado quando meu avô contava histórias sobre os Kamikazes, (e ele não sabia nada, apenas ficava horas falando sobre..., muito engraçado)... abusei em português hoje, me desculpa, estou com preguiça... Um grande abraço, Jacson.

Alejandro dijo...

Interesante historia, muy sufridos estos soldados japoneses. Su nobleza queda de manifiesto con esa accion.

Patricia dijo...

impactan las diferencias culturales entre Occidente y Oriente!
muy interesante entrada.
un besote!!!!!

Diana de Méridor dijo...

Que cosas, madame, conocer a un pueblo por sus formas de morir: como kamikazes y con el harakiri.
Tenian un enorme sentido del honor, pero no me gusta eso de inmolarse por ninguna ideologia. Desde nuestro occidente es tal vez dificil de comprender y de aceptar.

Feliz dia, madame

Bisous

Anónimo dijo...

Muy interesante historia de esos hombres. No justifico morir pero era una guerra y espero que no tengamos que sufrir otra.
Siempre nos informas de manera excelente.
Besos

LaCuarent dijo...

Como siempre tus historias me atrapan, interezantisima entrada.
Mil besos

Anónimo dijo...

Muy interesante la entreada, Carolina. Creo que es necesario que todos estos personajes que hacen el loco por ahí y se autodenominan "Kamikazes" se la lean para comprender el verdadero significado de la palabra...

Un saludo!

Daniel dijo...

Desde nuestra cultura es difícil aceptarlo, pero lo resumiría así: para nosotros, en la práctica, no hay bien mayor que la vida (la propia, claro); entonces no hay causa que justifique el sacrificio.
El oriente, tan diverso pero siempre tan diferente al occidente, muchas veces nos mostró otras miradas posibles.

Artaud escribió "el Oriente siempre estuvo en un estado de tranquilizadora ebullición; que las cosas jamás se degradan por su causa; y que el día en que la cáscara de los principios se encoja allí irremediablemente, la cara del mundo también se encogerá, y todas las cosas estarán cerca de su ruina; y ese día ya no me parece lejano."

Ja!
Como no escribo en mi blog, escribo en el tuyo!