Jack, el Destripador

Misterioso Jack, the Ripper

Fue un asesino serial de prostitutas que actuó en el siglo XIX y atacaba por las noches haciéndose pasar por un cliente. Nunca se descubrió su identidad; algunos creen que fue un médico, pero también se pensó en que perfectamente podría haber sido una mujer: "Jill, la Destripadora" y no hubiera levantado sospechas; también se sospechó de Sir William Gull, médico personal de la reina Victoria; o tal vez James K. Stephen, tutor del príncipe Albert Victor; otro sospechoso era un abogado loco cuyo cuerpo fue hallado flotando en el río Thames poco después del último asesinato; el doctor Neill Cream, condenado por asesinato, famoso por su afirmación "Yo soy Jack, el ..." en el momento de ser ahorcado; pero la teoría más sorprendente sugiere que el responsable de los crímenes podría haber sido el propio príncipe Albert Victor, duque de Clarence, nieto de la Reina Victoria; sifilítico y probablemente homosexual. Lo cierto es que incontables hipótesis se tejieron en ese otoño de terror, y mientras la sociedad debatía cómo terminar con la práctica más antigua del mundo, alguien puso manos al asunto mediante el asesinato y la mutilación de cinco mujeres. El lugar donde ocurrieron los hechos era un brumoso suburbio llamado Whitechapel en el East End, una de las zonas más peligrosas y sórdidas de Londres, habitado por familias de inmigrantes muy pobres, prostitutas, mendigos y olvidados en general, todo esto ocurría a muy pocos kilómetros del imponente Palacio de Buckingham, sin embargo allí ni la policía se animaba a entrar.

Los crímenes atribuidos a Jack ocurrieron en el período que va desde el 31 de agosto hasta el 9 de noviembre de 1888. El temido descuartizador firmaba sus crímenes como "Jack el Destripador" y su furia parecía acrecentarse con cada nueva víctima.

La sueca Elizabeth Stride, fue asesinada en un callejón, al lado de un pub ruidoso, sólo fue degollada.

Mary Ann Nichols vivía en una casa de huéspedes de Whitechapel. Al no tener los 4 peniques para la cama de aquella noche, salió, diciendo que pronto ganaría el dinero en la calle con la ayuda de un sombrero nuevo que se había comprado. La vieron por última vez por la zona, alcoholizada, una hora antes de su muerte con un amigo. Fue encontrada degollada y mutilada en el abdomen.

Annie Chapman también era una mujer sin hogar que vivía en pensiones cuando disponía de dinero para el alojamiento de una noche, y cuando no era así, se dedicaba a vagar por las calles en busca de clientes que le proporcionasen alguna moneda para bebida, refugio y alimento. Fue degollada y gravemente mutilada en el abdomen y partes pudendas.

Catherine Eddowes muere en una pequeña plaza todavía existente: Mitre Square, degollada y con mutilaciones graves en rostro y abdomen. Aquí tampoco nadie vió ni oyó nada.

Con Mary Jane Kelly hubo un ensañamiento especial. Ella no fue asesinada en la calle sino en una pobre pieza de pensión así que, con más privacidad, le cortó la garganta con cuchillo, casi separando la cabeza del cuerpo y la descuartizó minuciosa y detalladamente parte por parte. Este fue el último crimen atribuido a Jack el Destripador y desde entonces el misterio de su identidad no hizo más que acrecentarse. Cartas firmadas por "Jack, the Ripper" ocuparon a grafólogos, criminólogos y lingüistas sin suerte. Estas fallidas pesquisas desencadenaron una lluvia de bromas y mensajes burlones hacia Scotland Yard que recibía notas en tinta roja cuyo contenido era:

"Querido Jefe, desde hace días oigo que la policía me ha atrapado, pero en realidad todavía no me han pescado. No soporto a cierto tipo de mujeres y no dejaré de destriparlas hasta que haya terminado con ellas. El último es un magnífico trabajo, a la dama en cuestión no le di tiempo a chillar. Me gusta mi trabajo y estoy ansioso de empezar de nuevo, pronto tendrá noticias mías y de mi gracioso jueguito..."

Sinceramente suyo, Jack The Ripper, desde el Infierno.

La actividad policial era frenética, cada rincón fue registrado, cada sospechoso detenido e interrogado a fondo pero el caso fue cerrado en 1892 y el misterio continúa, ya que a más de 120 años de los famosos asesinatos, nadie pudo demostrar quien fue realmente el Destripador de Whitechapel.