Revolución en Buenos Aires

La Revolución de Mayo - Óleo de Francisco Fortuny

En el año 1809 reinaba en toda América hispánica un ambiente de agitación revolucionaria. La crisis del Imperio español, desatada en 1808 a partir de la invasión de Napoleón Bonaparte a la península, provocó grandes cambios en los territorios americanos. Preso el rey Fernando VII, algunas ciudades -como México y Caracas- decidieron formar sus propias juntas de gobierno. En Buenos Aires los conspiradores se mantenían muy activos, las sociedades secretas o logias extendían su influencia en los centros civiles y militares; para el año 1810 las condiciones para la revolución estaban maduras y un grupo de criollos estaba dispuesto a tomar el gobierno.

El 25 de mayo una Junta de Gobierno reemplazó al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros. Una semana antes había llegado a Buenos Aires la noticia de la caída de Sevilla en manos de los franceses, el traslado a Cádiz de la Junta Central Gubernamental y el traspaso de su autoridad a un Consejo de Regencia hasta que el rey volviera a ocupar su lugar. Cuando Cisneros reconoció oficialmente la caída de la Junta Central, los acontecimientos se precipitaron. El virrey carecía ya de legitimidad, y los vecinos discutieron sobre quién se haría cargo del poder vacante.

El 22 de mayo se reunió un Cabildo Abierto que decidió reemplazar al virrey por una Junta integrada por dos españoles y dos criollos y presidida por Cisneros, pero la medida no satisfizo a quienes querían un cambio más profundo. El 25, un grupo de vecinos reunido en la plaza, frente al Cabildo, apoyado por diversos regimientos de milicias, exigió la formación de una nueva Junta, presidida por Cornelio Saavedra, jefe del importante Regimiento de Patricios.

Integrantes de la Primera Junta de Gobierno Argentino

Era un momento culminante de la crisis del imperio español, que había comenzado en 1808 con la invasión a España por las tropas de Napoleón, la abdicación de Carlos IV y de Fernando VII en favor de José Bonaparte y la prisión de ambos en Bayona.

La revuelta contra los franceses había sido casi totalmente derrotada en 1810, pero el imperio español estaba descabezado. Al igual que en Buenos Aires, en Caracas, Bogotá y Santiago de Chile se organizaron juntas de gobierno para sustituir al monarca, que permanecía preso, aunque nadie sabía cuánto duraría esa situación. El nuevo gobierno debió afrontar de inmediato grandes desafíos, debía lograr que su autoridad fuera acatada por los pueblos y ciudades del interior y enfrentar la reacción militar de quienes se mantenían leales a Fernando VII. Los objetivos de la Junta no estaban claros, y tampoco existía unanimidad, algunos eran partidarios de avanzar hasta declarar la independencia de España. Las mismas dudas existían entre los pueblos del interior, hacia donde marcharon las expediciones militares para difundir los principios del nuevo gobierno y disuadir a sus enemigos. Fue el inicio de una larga guerra que se desarrolló en varios frentes por toda América, de la que participaron militares y profesionales como José de San Martín e intelectuales con vocación patriótica, como el abogado Manuel Belgrano, quien creó la bandera argentina en 1812. Las Provincias Unidas del Río de la Plata optaron por declararse independientes, y concretaron su objetivo el 9 de Julio de 1816, durante un Congreso celebrado en Tucumán.

El Cabildo de Buenos Aires, edificio emblemático de la Revolución de Mayo

¡Gracias Héroes de Mayo!