Casablanca

"Play it, Sam. For old time's sake..."

As time goes by... cada vez amo más a "Casablanca", para mí una de las mejores películas que jamás se haya hecho, y este pasado fin de semana largo volví a verla; yo digo que voy de Casablanca a la eternidad porque ví este film muchas veces, casi obsesivamente, fotograma a fotograma y siempre vuelvo a sorprenderme con la sutileza de las expresiones inolvidables de Humphrey Bogart, y siempre puedo ver muy claramente también por qué razón fue nombrado Actor del Siglo.

En realidad cada actor logra hacerme compenetrar y creer cada uno de sus actos en esta historia de amor, valentía, intriga, honor y lealtad pero es especialmente la química entre Rick (Bogart) e Ilsa (Bergman) lo que verdaderamente sostiene, embelesa y lo que ha convertido a este perfecto drama romántico en una joya del cine clásico.

¿A quién no le ha rodado una lágrima por la mejilla con esta historia? ¿qué puedo agregar sobre Ingrid Bergman que no se haya dicho ya? actriz más que hermosa, con ella se creó la magia. Mi querida y sabia madre adoraba a esta mujer de talento excepcional y habilidades extraordinarias, mito del séptimo arte.

La trama -que no es fácil de contar- transcurre en la ciudad marroquí de Casablanca, un enclave africano bajo dominio francés durante la Segunda Guerra Mundial, donde miles de refugiados europeos trataban de conseguir un visado a Lisboa y de ahí a Estados Unidos, tratando de huir de la invasión alemana. El desarrollo de la historia se centra en el conflicto emocional de Rick, por su lucha interna de escoger entre el amor y la virtud, entre elegir a su amada Ilsa o hacer lo correcto. Es decir, su dilema es si ayudarla o no a escapar de Casablanca junto a su esposo, uno de los líderes de la resistencia, para que éste pueda continuar su lucha contra los nazis.

Magistralmente Bogart encarna a un desencantado Rick que pese a su cinismo, a su propio código de ética, a su odio a la falsedad de la conducta humana, también posee rasgos de compasión y capacidad de sentir compromiso heroico por una causa.

Aquel duelo entre "Die Wacht am Rhein" y "La Marsellesa" es probablemente una de las más grandes escenas; cuando el reprimido fervor patriótico francés es liberado y enmudece al canto alemán es un acto de desafío que eriza la piel.

Pero también lo hacen sus diálogos memorables, su atmósfera, su música melancólica, la soledad del protagonista, el amor imposible, el sacrificio personal, el heroísmo... todo, todo, todo está pensado y calculado para que el film quede plasmado para siempre en nuestra memoria y sobreviva en la historia del cine. Casablanca no tiene absolutamente nada que ver con las películas de hoy en día, es otro mundo y cada vez que la veo recuerdo por qué a Hollywood lo llamaban "la fábrica de sueños".  Nostalgia inmensa, esa clase de cine ha desaparecido, sin embargo nos queda un consuelo: "siempre tendremos París..."