Esta noche fantasmitas, brujas, esqueletos, zombies y vampiros poblarán varios puntos de las ciudades de Estados Unidos y otros países. Será imposible no asustarse ante la aparición repentina de esos pequeños monstruitos que saltarán y corretearán por todas partes al grito de "truco o trato!" Pero, ¿por qué tanto terror? Es Halloween, esa época del año cuando brujas, hadas y duendes están especialmente activos.
Celebración típica de países anglosajones como Canadá, Estados Unidos, Irlanda y el Reino Unido, en los '90 y globalización mediante, también se ganó un lugar en nuestras costumbres aunque puede resultar algo extraña todavía.
La historia cuenta que el origen de la fiesta de Halloween se remonta a la época de los celtas, quienes habitaron las Islas Británicas, el norte de Francia y parte de España hace unos 2.500 años.
Este antiguo pueblo hacia el final de Octubre solía celebrar Samhain (final del verano), era una gran fiesta para conmemorar el fin de la cosecha, para ellos el cambio de estaciones y las cosechas adquirían un significado mágico. Estaba a punto de comenzar la "estación oscura".
Todo eso sucedía la noche del 31 de Octubre, fecha en que la frontera entre los vivos y los muertos se difuminaba; los espíritus podían salir de los cementerios para apoderarse de los cuerpos de los vivos y, hambrientos como estarían, también les podrían pedir comida. Si no se la daban, serían maldecidos. Para complacerlos y evitar el terrible conjuro, se dejaban alimentos fuera de las casas, (de ahí el famoso "Truco o Trato!" que hoy en día dicen los chicos cuando van de casa en casa pidiendo golosinas).
Enigmáticos druidas se vestían de una manera especial creyendo que así facilitarían la conexión entre este mundo y el del Más Allá. Practicaban una gran ceremonia -sacrificios de animales incluidos- con el fin de ahuyentar a los espíritus malignos y se encendían hogueras, se ensuciaban las casas y se las decoraba con calaveras y otros elementos macabros.
Hacia el 43 d.C. los romanos invadieron territorio celta, las culturas comenzaron a fusionarse y dieron paso a festivales de origen romano que se combinaron con Samhain. Sin embargo, con la llegada del cristianismo, estas celebraciones no fueron bien vistas por los sacerdotes y entonces las convirtieron al catolicismo instituyendo el 1° de Noviembre como el Día de Todos los Santos, que en Inglaterra se llamó "All Hallows' Day" y la noche previa "All Hallows' Even", lo que, por uso y abuso de la lengua, derivó en "Halloween".
Por lo que este festejo demuestra de manera perfecta cómo superstición y creencias religiosas entrelazadas pueden dar origen a celebraciones paganas y cristianas fascinantes.
Hacia mediados del siglo XIX, los inmigrantes llevaron la tradición a Estados Unidos; los irlandeses acarrearon además la leyenda de Jack O'Lantern, un malvado bandolero a quien se le había prohibido la entrada al Cielo y al Infierno aunque, sin embargo, el diablo lo proveyó de una especie de linterna (un nabo con una vela adentro) para que pudiera encontrar su camino hasta el día del Juicio Final. Con el tiempo se optó por la más práctica calabaza ahuecada como ocurrente símbolo entre macabro y risueño para ambientar la espeluznante y misteriosa Noche de Brujas, una divertida celebración con una pizca de locura y tradición. Buuuh...