Juana de Arco, Guerrera Santa |
La increíble vida de Jeanne D'Arc, doncella de Orleans, militar, santa y heroína francesa (1412 - 1431) resuena a través de los siglos porque siendo hija de humildes granjeros, promovió, impulsada por una voz divina, el reconocimiento del rey Carlos VII como soberano legal y lo sacó de su letargo. En mayo de 1429, con sólo 17 años se sintió llamada por Dios a una misión que no parecía al alcance de una campesina analfabeta: dirigir el ejército francés, coronar como rey al delfín en Reims y expulsar a los ingleses del país.
En 1428 viajó hasta Vaucouleurs con la intención de unirse a las tropas del príncipe Carlos, pero fue rechazada. Los franceses libraban en esos momentos la Guerra de los Cien Años contra Inglaterra. Los británicos estaban a punto de derrotarlos. Con la toma de la ciudad de Orleans, los ingleses hubieran permitido la comunicación entre las regiones que dominaban, al sur y al norte del río Loire.
El asedio de Orleans por los ingleses agravó la delicada situación francesa y obligó al delfín a refugiarse en Chinon, localidad a la que acudió Juana, con una escolta facilitada por Roberto de Baudricourt, para informar a Carlos acerca del carácter de su misión.
Éste, no sin haberla hecho examinar por varios teólogos, accedió al fin a confiarle el mando de un ejército de cinco mil hombres, con el que Juana de Arco consiguió derrotar a los ingleses y levantar el cerco de Orleans, el 8 de mayo de 1429. A continuación, realizó una serie de campañas victoriosas que franquearon al delfín el camino hacia Reims y permitieron su coronación como Carlos VII de Francia (17 de julio de 1429).
Acabado su cometido, Juana de Arco dejó de oír sus voces interiores y pidió permiso para volver a casa, pero ante la insistencia de quienes le pedían que se quedara, continuó combatiendo, primero en el infructuoso ataque contra París de septiembre de 1429, y luego en el asedio de Compiègne, donde fue capturada por los borgoñones el 24 de mayo de 1430. Carlos VII fue coronado Rey de Francia gracias a sus esfuerzos, pero rodeado de consejeros que preferían la negociación a la guerra, se desentendió de quien lo había ayudado.
Mensajera Divina, Santa y Heroína |
A cambio de una fuerte suma de dinero fue entregada a los ingleses; abandonada por la corte francesa fue trasladada a Ruán y juzgada por un tribunal eclesiástico acusada de brujería, con el argumento de que las voces que le hablaban procedían del diablo, con lo cual se pretendía presentar a Carlos VII como seguidor de una bruja para desprestigiarlo.
Tras un proceso inquisitorial de tres meses, fue declarada culpable de herejía y hechicería; pese a que ella había defendido siempre su inocencia, acabó por retractarse de sus afirmaciones, y ello permitió conmutar la sentencia de muerte inicial por la de cadena perpetua. Días más tarde, sin embargo, recusó la abjuración y reafirmó el origen divino de las voces que oía, por lo que, condenada a la hoguera, fue ejecutada el 30 de mayo de 1431 en la plaza del mercado viejo de Ruán.
Suplicio de Juana de Arco |
En 1456, Juana de Arco fue rehabilitada solemnemente por el Papa Calixto III, a instancias de Carlos VII, quien promovió la revisión del proceso. Considerada una mártir y convertida en el símbolo de la unidad francesa, fue beatificada en 1909 y canonizada en 1920, año en que Francia la proclamó su Patrona.