La Revolución Francesa, el triunfo y la caída de
Napoleón, el intento de restaurar las monarquías autoritarias, las revoluciones liberales... este panorama de principios del siglo XIX alumbró una nueva forma de pensar, en la que primó un individualismo que, por encima de escuelas o estilos, favoreció el nacimiento del movimiento romántico.
El individualismo trajo consigo los nacionalismos, una reacción contra aquella Europa uniforme bajo el dominio de Francia, que había intentado Napoleón. Los valores del neoclasicismo, el orden y la razón, fueron sustituidos por el sentimiento y la libertad. Se proclamó la libertad del artista y su espontáneo desenvolvimiento contra la rigidez clásica, algo que se venía fraguando en el taller del paladín del neoclasicismo, el pintor J. L. David, que incitaba a sus alumnos a buscar su propia individualidad, o en la obra de la última etapa de Goya.
El arte dejó de girar en torno al hombre, y la naturaleza se convirtió en fuente de inspiración. Pero era una naturaleza agreste y simbólica; se prefirió la noche al día, las montañas y el mar embravecido a los llanos y la calma, una naturaleza, en fin, más propicia a la ensoñación y la evasión, únicas formas de encontrar los paraísos perdidos.
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El Naufragio - William Turner |
Comenzó una revalorización de las religiones, de las tradiciones populares, de las costumbres primitivas, de los instintos; es decir, de todo aquello de lo que había renegado el racionalismo por considerarlo un lastre para el desarrollo de la humanidad. Nació un interés nuevo por civilizaciones y culturas no occidentales, cuyas diferencias se valoraron como una demostración de la riqueza del género humano. En el terreno del arte, la primacía de la antigüedad grecorromana se sustituyó por la de la Edad Media -principalmente se valoró el gótico-; comenzó el interés por la historia particular de cada nación y por el mundo oriental, sobre todo musulmán, que satisfacía plenamente el deseo de huir de la realidad.
Francia reemplazó a Italia en su papel de pionera de las artes. Cambió la relación arte-sociedad, el artista dejó de ser un criado de los poderosos, lo que favoreció su esfuerzo de emancipación respecto a las directrices académicas.
La pintura rechazó las convenciones neoclásicas y enlazó con los valores del Barroco. Se recuperó el color, y las formas se liberaron de la rigidez del dibujo. Resucitaron las luces vibrantes y las composiciones dinámicas, cuyas líneas directrices estaban marcadas por las posturas forzadas y los gestos dramáticos.
Entre los nuevos temas destacaron las revoluciones políticas y los desastres naturales o provocados por el hombre, junto al culto al paisaje, utilizado ahora para traducir los estados de ánimo.
El Romanticismo Alemán
En Alemania el romanticismo fue esencialmente literario, y halló en el paisaje su máxima expresión pictórica. El paisajista más famoso del romanticismo alemán fue Caspar David Friedrich, el pintor de la naturaleza espiritualizada. Sus motivos preferidos los tomó del entorno que él frecuentaba: acantilados, montañas, el mar Báltico, etc. Representó, sobre todo, atardeceres y amaneceres en los que se recortan las siluetas de las ruinas que evocan el esplendor de un pasado ya perdido; el ser humano aparece casi siempre de espaldas, absolutamente insignificante en medio de vastos espacios naturales, lo que produce sensaciones de melancolía, tristeza o soledad.
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El Caminante sobre el Mar de Nubes - C. D. Friedrich |
Friedrich no reflejaba lugares reales, sino que, inspirándose en algo visto, lo recreaba en su estudio, siguiendo esta forma de pensar: "El pintor no debe pintar meramente lo que ve ante sí, sino también lo que ve en sí. Y si en sí mismo no viera nada, que deje entonces de pintar lo que ve ante sí. Porque si no, sus cuadros parecerán biombos tras los que uno sólo espera encontrar enfermos o, quizá, cadáveres". Esta actitud contemplativa le hacía identificar la naturaleza con Dios, y buscar para sus cuadros lugares recónditos donde cada elemento natural adquiere un carácter simbólico.
Genuinamente romántica fue también la obra de Otto Runge, que además de cultivar el retrato y el paisaje creó complejas alegorías figurativas y fue autor de una teoría del color, y un ardiente defensor de la "obra de arte total", síntesis integradora de todas las artes, que luego intentó llevar a la práctica Wagner con sus óperas.
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Los Niños Hunselbeck - Philipp Otto Runge |
En el romanticismo alemán destacaron los nazarenos, un grupo de pintores que, en Roma, establecieron una comunidad artística fraterna en un modelo de rebeldía antiburguesa que se repetiría con posterioridad. Empeñados en la recuperación del primitivismo renacentista a través de composiciones de acentuado contenido místico-religioso, el más destacado fue Johann Friedrich Overbeck.
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José Vendido por sus Hermanos - Johann Friedrich Overbeck |
El Romanticismo Inglés
En Gran Bretaña, los conceptos de sublime y pintoresco se adueñaron del universo creativo ya en el siglo XVIII, y tuvieron sus mejores expresiones en las obras de Fuseli y William Blake, quienes eligieron una iconografía fantástica, onírica, delirante y surrealista. El suizo Johann Heinrich Füssli (también conocido como Fuseli), estudió la obra de
Miguel Ángel y se convirtió en maestro de lo sublime, siempre a partir de temas relacionados con la muerte, lo sobrenatural y lo truculento.
Contemporáneo de Fuseli, William Blake sintió, desde muy joven, curiosidad por todo lo que tuviera relación con la religión. Su obra como pintor está indisolublemente ligada al libro El Paraíso Perdido, de Milton. Su pintura se fundamenta en un dibujo potente, su paleta está integrada por colores atornasolados e irreales. Fue un auténtico visionario, la imaginación preside toda su creación, en la que destacan las ilustraciones que hizo para la Divina Comedia y la Biblia.
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La Pesadilla - Johann Heinrich Füssli (Fuseli) |
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El Infierno de Dante - William Blake |
Siguiendo en cierta medida el camino emprendido por los nazarenos, varios pintores británicos formaron
la hermandad prerrafaelita: al advertir la destrucción que el desarrollo industrial estaba provocando en la naturaleza, reaccionaron buscando un primitivo estado de pureza que encontraron en la Edad Media y en la revalorización del trabajo artesanal. Tanto prerrafaelitas como nazarenos pretendían volver al arte anterior a
Rafael, y entresacaron sus temas favoritos de la leyenda y la religiosidad, recreando ambientes de ensueño que remiten directamente al mundo mágico del medioevo. Sus mejores representantes fueron Dante Gabriel Rossetti, William Holman Hunt y John Everett Millais.
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La fiesta de los Niños - William Holman Hunt |
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El Nido - John Everett Millais |
Como soberbios paisajistas destacaron, cada uno con un estilo muy personal, Constable y Turner. El primero ha pasado a la historia del arte por su soberbia recreación de paisajes. Turner fue aclarando cada vez más su paleta disolviendo los elementos de la naturaleza en luminosidad y rompiendo las concepciones tradicionales del espacio, lo que sirvió de acicate y estímulo al impresionista
Monet.
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Amanecer con Monstruos Marinos - William Turner |
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Catedral de Salisbury desde los Prados - John Constable |
El Romanticismo en Francia
El "escándalo" romántico fue desencadenado en Francia en 1804 por el cuadro Los Apestados de Jaffa, de Gros, considerado un maestro por las dos personalidades más fuertes de la pintura francesa: Géricault y Delacroix.
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Bonaparte visitando a Los Apestados de Jaffa - A. J. Gros |
Las obras de Théodore Géricault, el iniciador de la pintura romántica francesa fueron decisivas para el desarrollo del arte posterior. Aunque se formó con pintores académicos, seguidores del estilo de David, pronto se separó de esa tendencia, con composiciones en las que el color, brillante y aplicado con una pincelada muy suelta, es el protagonista. En 1818 viajó a Italia donde se entusiasmó con la obra de Miguel Ángel; su influencia se ve en algunas de las figuras de La Balsa de la Medusa. Basada en un hecho real, esta obra representa a un grupo de náufragos en el momento que avistan la nave que los salvará. En ella, Géricault aúna rasgos específicamente románticos como la trágica fatalidad, las pasiones desmesuradas, la tensión dramática y el sentimiento sublime.
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La Balsa de la Medusa - J. L. Théodore Géricault |
Por su parte, Eugène Delacroix, considerado el representante más famoso del movimiento romántico europeo, estudió en el taller de Guérin, donde conoció a Géricault, cuyo cuadro La Balsa de la Medusa le inspiró su primera gran composición, titulada Dante y Virgilio atravesando la laguna que rodea la ciudad infernal de Ditis.
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Dante y Virgilio atravesando la laguna que rodea
la ciudad infernal de Ditis - E. Delacroix |
La obra de Delacroix se caracteriza por el cromatismo brillante, la pincelada suelta y la libertad compositiva. Toma sus temas de la literatura y de los países exóticos, sobre todo los del norte de África.
Cultivó también asuntos contemporáneos, relacionados con las revoluciones y la lucha por la libertad que en aquellos momentos protagonizaban diferentes pueblos en toda Europa. Con esta temática, su obra más célebre es La Libertad Guiando al Pueblo, en recuerdo de las protestas vividas en París el 27 de julio de 1830. Durante tres días se levantaron barricadas por toda la ciudad y los insurgentes se hicieron con el control, en lo que se conoce con el nombre de "las tres jornadas gloriosas". Delacroix no participó en ellas, pero decidió convertir aquel acontecimiento contemporáneo en una alegoría de la Libertad, tal como escribió a su hermano: "He comenzado un tema moderno, una barricada... y si no he luchado por la patria, por lo menos pintaré para ella".
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La Libertad guiando al Pueblo - Eugène Delacroix |
Apenas exponerse, su éxito fue tal, que Luis Felipe lo adquirió para la colección real (1831); no obstante, por miedo a lo que pudiera sugerir, no fue expuesto durante largo tiempo, hasta que finalmente se instaló en el Museo del Louvre en 1874, más de cuarenta años después de su realización y de los acontecimientos narrados.
El Caso Español: un Romanticismo Tardío
En España, la adopción de los ideales románticos en el arte se produjo con cierto retraso respecto al resto de Europa, debido a la carencia de libertades durante el reinado de Fernando VII. En el romanticismo español se pueden distinguir varias corrientes: la paisajista, en la que destacó Pérez Villaamil; la costumbrista, representada por Valeriano y Joaquín Domínguez Bécquer o Leonardo Alenza; finalmente, son considerados románticos académicos artistas como José Gutiérrez de la Vega, Federico de Madrazo y Antonio María Esquivel.
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Da. Amalia de Llano y Dotres, Condesa de Vilches -
Federico de Madrazo |
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Los Suicidas - Leonardo Alenza |
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Venus Anadiomene - Antonio M. Esquivel |
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Refectorio de la Catedral de Pamplona - J. Pérez Villaamil |
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La Fuente de la Ermita de la Virgen de Sonsoles -
Valeriano Domínguez Bécquer |
Goya, un Punto y Aparte
Francisco de Goya y Lucientes fue el primer español que se adscribió al Romanticismo, movimiento al que aportó obras de notable singularidad, sin embargo, su óptica personal y su incesante búsqueda de la verdad derivaron en un legado pictórico multiestilístico irrepetible, y por eso merece un párrafo aparte. Más adelante dedicaré un posteo especialmente dedicado a su figura pero mientras tanto los dejo en la sugestiva compañía de La Maja Desnuda, la primera figura femenina real que muestra el vello púbico en la historia de la pintura.
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La Maja Desnuda |