Junto a la Cordillera de los Andes, la cadena montañosa más extensa del mundo, un camino se hace leyenda, se trata de la emblemática Ruta 40. Recorrerla es una experiencia mágica que inunda el alma de libertad, y es la gran oportunidad para vivir una fascinante aventura. A poco de iniciar el recorrido los mitos y leyendas comienzan a agitarse en la más larga, cambiante y espectacular ruta del país.
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Recorrido de la Ruta 40 |
Su longitud es de 5.224 kilómetros: va desde Cabo Vírgenes, el punto más austral del continente, hasta La Quiaca. Atraviesa 11 provincias y en ese derrotero se suceden paisajes tan disímiles como incomparables. Luminosos lagos, huellas de culturas milenarias, bosques de ensueño, majestuosos parques nacionales y esplendorosos viñedos hasta culminar en la desolada aridez de la Puna. La Ruta 40 corre a la par de la famosa Ruta del Vino y desde su creación en 1935 acompañó todo el desarrollo de esas tres regiones. Comencemos por el principio, por el Kilómetro 0.
Como dije, la aventura empieza junto al océano Atlántico donde se encuentra el Faro Cabo Vírgenes, que vigila desde hace más de un siglo las costas embravecidas que en 1521 vieron pasar a Magallanes. La soledad parece ser infinita pero no, hay rebaños de ovejas y un camino bordeado de árboles nos regala variedades de brillantes hojas rojizas, naranjas, ocres y amarillas. A la belleza de este paisaje desolado no la puedo describir en su totalidad, es un prodigio natural único en el mundo.
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Faro Cabo Vírgenes, Santa Cruz |
El largo recorrido desafía los sentidos, el horizonte es amplísimo y el viento nos quiere hacer volar. Entre glaciares colosales, hielos eternos y mil historias de colonos, aventureros y legendarios bandidos como Butch Cassidy y Sundance Kid llegamos a donde se encuentra uno de los descubrimientos arqueológicos más impactantes en la historia del continente americano: La Cueva de las Manos, llamada así por el arte rupestre del sitio que comprende tres niveles culturales que datan desde el 7370 a. C. al 1000 de nuestra era.
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Glaciar Perito Moreno, Santa Cruz |
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Cueva de las Manos, Santa Cruz |
Entre alerces y tulipanes ingresamos a Chubut, a la encantada región de los lagos y bosques, a las cascadas del río Cisne, a los saltos Nant y Fall, a visitar El Viejo Expreso Patagónico La Trochita y al Reino de los Dinosaurios. La sensación de estar en una aldea irreal va in crescendo y creo ser protagonista de un cuento de hadas, los lugareños, entre plantaciones de cerezas y frutillas, nos cuentan historias de pioneros galeses que llegaron a fines del siglo XIX. Aquí la obra cumbre de la Naturaleza no se tomó ni un respiro. Atravesando Neuquén observo que temerosos ciervos nos espían, son divinos.
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Viejo Expreso Patagónico La Trochita, Chubut |
Ahora sí llegamos a uno de los hitos turísticos del país, San Carlos de Bariloche, el valle encantado. Mientras degusto toneladas de irresistibles, increíbles e inenarrables delicias (como el chocolate Bariloche), alguien me cuenta el mito de Nahuelito, ese animal prehistórico que habita el lago Nahuel Huapi, al estilo del monstruo del Lago Ness. Vamos a ver si lo vemos. Del monstruito ni noticias pero en cambio ante nuestros ojos se desplegó un panorama celestial.
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Lago Nahuel Huapi, Río Negro |
Llegamos a la región de Cuyo. Mendoza nos recibe con sol intenso y de nuevo tanta magnificencia nos hace vivir una vorágine. En esta región se producen los mejores vinos del país. Pasamos por bodegas y viñedos de alta gama, ruinas incas y las cumbres de los Andes que se elevan por una gran planicie de lava formada hace millones de años. Es la región con más volcanes del planeta. Unos kilómetros más al norte, es imperdible La Caverna de las Brujas, con estalactitas y estalagmitas formadas durante siglos, pero también me impresionan las águilas que planean muy cerca nuestro, nos están observando... es inquietante.
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Parte del Camino... |
Llegamos a la brillante y mágica San Juan, la tierra de Domingo Faustino Sarmiento. En este tramo la Ruta 40 se integra con la Ruta del Vino, vemos molinos harineros del siglo XVIII y valles alegres, plácidos y tranquilos. Seguimos avanzando entre curvas y contracurvas... llegamos a La Rioja, lugar de inspiración, de buena energía, de montañas altivas, misteriosas e imponentes. Aquí, frente a nuestra inmensa pequeñez, se encuentran el Parque Nacional Talampaya y el Valle de la Luna, formas surrealistas que relatan parte de la historia del planeta.
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Valle de la Luna, San Juan |
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El Cañón del Talampaya, La Rioja |
Tramos desérticos, muchísimo calor, nos mareamos bajo un cielo azul intenso... pero seguimos avanzando entre piedra rojiza... reina el silencio... somos pasajeros en tránsito. Entre cerros coloridos y cardones implorantes que proyectan la sombra del atardecer, por fin llegamos a Catamarca que nos recibe con nueces, viñedos, hierbas aromáticas, anís y la habilidad de sus tejedoras. Ya asoman las primeras estrellas, esta es una maravilla natural única.
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Solitaria Ruta 40, cerca del kilómetro 4200 |
Cautivantes nos reciben Tucumán y Salta, tierra de la Pachamama, de los Valles Calchaquíes, del fuerte indígena Pucará y de pintoresquísimos pueblitos somnolientos acunados por el eterno arrullo de los cedros... el asombro no nos da respiro.
Seguimos subiendo y llegamos al punto más alto del recorrido: Abra el Acay, en Salta. El cartel nos indica que estamos a 4895 metros sobre el nivel del mar, pero el GPS dice 4970 metros... estoy absolutamente apunada. Allá va el mítico Tren a las Nubes, me asombra ver a personas de todas partes del mundo que ansían probar las alturas de la Puna, ese precipio no tiene fin!
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Tren a Las Nubes, Salta |
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Cerro de los Siete Colores, Jujuy |
El largo camino a pura aventura está llegando a su fin, el Cerro de los Siete Colores en Jujuy nos recibe por un camino de ripio bordeando Salinas Grandes; los géiseres y las lagunas pobladas de flamencos nos dejan mudos.
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Flamencos en Laguna de los Pozuelos, Jujuy |
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Avistaje de Flamencos |
Con el alma rebosante de emociones fuertes llegamos a La Quiaca, un cartel nos da la bienvenida y nos anuncia: "Ushuaia, 5121 kilómetros". Fin de la mágica Ruta 40.
Revolotea alrededor de nosotros la felicidad y la emoción al escuchar a sus habitantes contar que el alma de sus ancestros continúa plasmada en esas montañas y en el viento... Luego de esa declaración que nos sacude el corazón, y vigilados por una luna amarilla redonda e inmensa, llegamos al final del largo camino hacia un viaje inolvidable.