lunes, 1 de noviembre de 2010

Miguel Angel Buonarroti, el Artista Total

Miguel Ángel Buonarroti

Miguel Ángel representa la encarnación del artista total y es el paradigma del genio renacentista. El gran Miguel Angel alcanzó inmensa fama en vida y fue alabado por sus contemporáneos como el mejor artista de todos los tiempos. Cultivó principalmente la pintura, la arquitectura, la poesía y sobre todo, la escultura. Consagró toda su vida a la creación artística, obsesionado por una idea que mantuvo firmemente hasta el fin de sus días: la búsqueda de la perfección, por sí misma y como camino a la inmortalidad.
Michelangelo di Lodovico di Buonarroti Simoni nació el 6 de marzo de 1475 en Caprese, localidad que formaba parte de los dominios de la república de Florencia.
Pertenecía a una familia noble que había alcanzado su fortuna con el comercio y la banca, aunque en ese momento había perdido parte de su riqueza y pasaban algunas estrecheces económicas. El hijo mayor de la familia tomó los hábitos muy joven y Miguel Angel mostró vocación artística, cosa que a su padre no le gustaba. De todas formas en 1488 entró como aprendiz en el taller de Ghirlandaio, donde aprendió el arte de pintar y el dominio de la técnica del fresco. Completó su formación con el escultor Bertoldo di Giovanni, que había sido discípulo de Donatello.
Resulta que un día Lorenzo el Magnífico pasa por donde Miguel Angel estaba esculpiendo la cabeza de un fauno copiando una antigua escultura que había en el jardin de la Villa Médici y admirado por la perfección que logró el joven decidió tomarlo bajo su protección. De esa manera pasó a formar parte del grupo de intelectuales y artistas más avanzados de su época.
Allí tomó contacto con el ambiente más culto y refinado del que se rodeó "El Magnífico" e iniciaron una larga y productiva relación de mecenazgo entre los poderosos Médicis y Miguel Angel, vínculo que sufrió altibajos durante la larga vida del artista (89 años).
En 1496, con 21 años, el artista viajó por primera vez a Roma, la ciudad se encontraba en obras debido al afán renovador de los pontífices que estaban empeñados en convertirla en la capital de la cristiandad para que impresionara a los peregrinos procedentes de toda Europa.
En aquel febril ambiente artístico, el joven escultor pronto recibió importantes encargos, uno de ellos le haría cosechar fama y renombre: La Piedad del Vaticano.

La Piedad

La Piedad es la imagen de la figura de la Virgen María joven, con una tristeza serena sosteniendo a un Cristo yaciente y desnudo. Mide 1,74 por 1,95 metro, y es de mármol totalmente pulido. Aquí Miguel Angel se permitió una pequeña licencia: fue la única vez que firmó una de sus obras.
A esta época también corresponde su Baco Ebrio.

Baco Ebrio

En 1501 volvió de nuevo a Florencia, allí realizó una de las obras que más fama y popularidad le dieron: el David, obra que encarna la perfección de las formas masculinas.

El David

Era un bloque de mármol de Carrara muy alto y muy estrecho que Agostino de Duccio había empezado a esculpir, pero tuvo que abandonar por las dificultades que presentaba la forma del material. Se buscó a otro escultor y se eligió a Miguel Angel quien trabajó con tal maestría en esta obra que no se nota la huella de otras manos. Esta obra simboliza la potencia de la República.
En este período realizó también La Virgen con el Niño y La Sagrada Familia.

La Virgen con el Niño

La Sagrada Familia

En 1505, fue llamado a Roma por el Papa Julio II que estaba empeñado en hacer de la Santa Sede la primera potencia italiana. Allí, en medio de la mayor ebullición, Miguel Angel quedó indisolublemente ligado a la Ciudad Eterna. Pero la relación entre Miguel Angel y el Papa siempre fue difícil, estuvo marcada por la desconfianza mutua y el choque entre dos personalidades complejas y vehementes.
El Papa le encargó, entre muchas otras cosas, la realización de su sepulcro pero entre tantas exigencias y discusiones fue modificado varias veces, finalmente se redujo a una "sencilla" tumba, para la cual utilizó algunas esculturas como Lía y Raquel y el impactante y famoso Moisés.

Imponente Moisés - Tumba del Papa Julio II

Moisés, desde otro Angulo

Santas Lía y Raquel

Fue realizado en 1513, es una escultura gigantesca que mide 2,35 metros y está en el centro de la tumba de San Pedro in Vincoli -la basílica reina de la arquitectura religiosa ya que no existe ningún edificio parecido a éste en todo el mundo-. También allí se encuentra el mausoleo de los Médici que el artista erigió para la poderosa familia florentina.

Vista de San Pedro in Vincoli

Detalle de la Cúpula de la Basílica

Detalle Interior de la Cúpula de la Basílica

Otra Perspectiva de la Basílica de San Pedro

Miguel Angel vivió agobiado y atormentado porque aunque trabajó por encargo para los más poderosos tuvo que soportar estrecheces económicas toda su vida, y decía: "vivo cansado a causa de los formidables trabajos y perseguido por mil angustias". Es decir que los poderosos nunca estuvieron a la altura de la sensibilidad de semejante artista. Su carácter se volvió más solitario e introspectivo, le gustaba trabajar solo, lo que empeoró sus padecimientos convirtiéndolo en un hombre irascible. Incluso prescindió de ayuda cuando inició la titánica tarea de los frescos del Juicio Final.

El Juicio Final

A esta pintura la emprendió solo siendo ya sexagenario -excepto para pintar el fondo turquesa- aunque la pared medía 13,70 x 12,20 metros lo que lo obligó a un esfuerzo físico extenuante durante siete años. Cuando contó con colaboración como en el caso de los trabajos arquitectónicos de San Pedro, se peleó con todos los maestros ayudantes y también se enemistó con Leonardo da Vinci y Rafael.
La realizacion de los frescos de la Capilla Sixtina fue un proceso terriblemente complicado que duró cuatro años, del 1508 al 1512, sobre todo porque el temperamento del artista sólo permitió que un aprendiz le mezclara la pintura. Miguel Angel tuvo que trabajar sobre un andamio, en una incómoda postura, además de estar sometido a la constante presión del Papa, el anciano Julio II que quería ver la magna obra terminada. El Génesis es uno de los fragmentos más conocidos.

Génesis

Miguel Angel aceptó a regañadientes la decoración de la Capilla Sixtina porque no confiaba demasiado en su talento pictórico, increíble, no?  además era humilde! Pero en verdad la enorme bóveda es una de las mayores empresas artísticas de todos los tiempos. Son trabajos de 900 metros de superficie que lo agotaron mental y físicamente. Pero como dudaba de su obra a veces se sentía insatisfecho y por eso rompió varios de sus dibujos preparatorios para que las generaciones futuras no supieran de su fatiga y sólo percibiesen la perfección de sus trabajos. En tanto el Papa Julio II amenazó a Miguel Angel con atacar Florencia si no pintaba la Capilla Sixtina (llamada así por el Papa Sixto IV), entonces el excelso artista aceptó el "encargo".

Detalle de Los Frescos de la Capilla Sixtina

Bóveda y Laterales de La Capilla Sixtina

Una vez finalizada la decoración de la capilla, Miguel Angel se dispuso a continuar con la tumba de Julio II, pero el Papa murió y su sucesor León X lo interrumpió y le encargó la remodelación de la fachada de la Iglesia de San Lorenzo, en Florencia.
La obra sería finalmente sustituida por la realización de una capilla funeraria destinada a albergar los restos de la familia de los Médicis, donde se destacan las figuras alegóricas del paso del tiempo: La Aurora, El Crepúsculo, el Día y la Noche.

Capilla Funeraria de Los Médicis

A esta época también corresponde la realización de la Biblioteca Laurenziana, donde resolvió perfectamente la falta de espacio construyendo una escalera que se convertiría en el modelo de escalera de los edificios barrocos.

Escalera Modelo de la Biblioteca Laurenciana

En 1557 le encargan la reconstrucción de la Basílica de San Pedro en Roma porque la Ciudad Eterna había sufrido el saqueo de las tropas imperiales y, entre otras cosas habían usado a la Capilla Sixtina como establo, y había que recuperar el antiguo poderío de la urbe. Reconstruir San Pedro fue uno de los proyectos más ambiciosos del siglo XVI; se intentó reflejar la supremacía de la Iglesia, su unidad y su autoridad. La Contrarreforma buscaba fortalecer la fe a través de la emoción. De ahí que la arquitectura estuviera llamada a la espectacularidad y el impacto visual y vaya si lo logró, su plaza recibe cada año a millones de peregrinos que quedan extasiados.
El Papa Pablo III nombró arquitecto jefe a Miguel Angel, que era el único artista vivo de la gran generación clásica porque Leonardo y Rafael ya habían muerto, los jóvenes lo admiraban tanto que lo apodaban El Divino.
Realizó otros monumentos como la Porta Pía, el Palazzo Farnese, la urbanización de la plaza del Capitolio y la Basílica Santa María degli Angeli en Roma.

Basílica Santa María degli Angeli

Sus últimas obras escultóricas fueron tres piedades: la de la Catedral de Florencia, la de Rondanini, que quedó inacabada, y la de Palestrina. A esta última en un momento de furia, el artista la golpeó y varios fragmentos saltaron haciéndola inservible. Pero un discípulo los recogió y la reconstruyó.
Se cree que en La Piedad de Florencia Miguel Angel se esculpió a sí mismo, o sea que es él quien sostiene a Cristo.

Otra Versión de La Piedad

La espiritualidad de Miguel Angel se acentuó en los últimos años de su vida, en los que experimentó arrebatos religiosos.
Pese a la admiración que suscitó también levantó voces de protesta por la desnudez de los personajes y entonces se decidió cubrir los desnudos. Poco después murió en Roma el 18 de febrero de 1564. Sus restos reposan en la parroquia florentina de la Santa Croce.
El período espléndido del Renacimiento permanece en la memoria de la humanidad por la existencia de genios excelsos y grandiosos como Miguel Angel, quien ejerció el arte como un sacerdocio, abdicó de los placeres terrenales y se consagró por entero a su labor. Sólo en los últimos años de su vida, fue amigo de la poetisa Vittoria Colonna, este amor platónico alegró su vida y calmó su carácter y a ella le dedicó los melancólicos y hermosos sonetos Rime.
La humanidad tiene contraída con él una deuda de gratitud, hoy la Capilla Sixtina es un lugar de peregrinación para millones de personas que llegan atraidas por la magnificencia de sus pinturas y sus obras escultóricas y quedan embelesadas ante lo que fue capaz el genio de un hombre imponente cuya exhuberancia fue y es abrumadora y emocionante.

sábado, 30 de octubre de 2010

Querida Xuxa

Reina de los Bajitos

Aquí hubo una vez un programa mágico, se llamaba El Show de Xuxa y era espectacular, todo era belleza, alegría, dulzura y enormes ganas de vivir. Nunca más volví a ver la magia y el carisma de Xuxa, era la visión de un ángel.
Mi hijo miraba el programa desde el corralito, recuerdo que le encantaba la canción del sapito "Crocki Croki" y bailaba agarrándose de los barrotes, yo moría de amor. Así que a La Reina de los Bajitos la llevo en el alma porque es uno de los eslabones que me une a momentos muy hermosos.


Sentí tristeza cuando terminó su magnífico programa, ella era pura gracia, inocencia y emoción; verla me trae una gran nostalgia, y es una especie de volver a vivir.
El Hada de los Chicos cantaba temas divertidos, conmovedores e inolvidables como Arco Iris, Dulce Miel, A Jugar a los Indios, Ilarié o El Milagro de la Vida que es hermosísima, me gusta particularmente la parte que dice "el mayor milagro eres tú"... y "en la risa de los niños encontré la solución..!"


Luna de Cristal es como una plegaria porque es una canción de positivismo, fe, sueños y fuerza moral. Sus canciones eran infaltables en las fiestitas de cumpleaños y en la calesita todas aquellas tardes de verano; por eso ver de nuevo a Xuxa es volver a sentir su magia. Que vivan los viejos buenos tiempos, cuando ella lo iluminaba todo y al salir de su nave espacial titilaban estrellitas de color rosa en el corazón.


Todo puede ser
Basta con querer
Siempre un sueño hay para soñar
Todo puede ser
Tan solo hay que creer
Todo lo que deba ser será

Todo lo que haré
Será mejor que lo que hice ayer
Por eso mi destino buscaré
Andando mil caminos sin temer

Que puedo querer
Que Dios desde allá arriba no me de
Con algo de coraje y mucha fe
No habrá nada imposible de vencer

Vamos junto a tí
Seremos invencibles hasta el fin
Juntos somos más
Y nadie puede hacernos nunca mal

Vamos junto a tí
Seremos invencibles hasta el fin
Un sueño volador
Me hace cantar de amor

Luna de cristal
Déjame soñar
Quiero ser estrella
Yo ya sé brillar

Luna de cristal
Nueva de pasión
Haz que sea mi vida
Llena de emoción!

martes, 26 de octubre de 2010

El Obelisco, Símbolo Porteño

Está ubicado en el cruce de la avenida 9 de Julio, la avenida Presidente Roque Sáenz Peña  -más conocida como Diagonal Norte- y la avenida Corrientes en la Plaza de la República, es decir que está enclavado en el corazón de la ciudad.

Amado Obelisco de Buenos Aires

El emblemático monumento fue emplazado en 1936 y es un recordatorio de las dos fundaciones de la ciudad, de su federalización y del primer izamiento de la bandera nacional en ese sitio.


Hasta 1931, en ese lugar estaba emplazada la iglesia San Nicolás de Bari. El Obelisco recuerda a los monumentos funerarios del antiguo Egipto, mide 67,5 metros de altura y alguna vez corrió riesgo de ser demolido, pero hoy en día el símbolo porteño por excelencia es uno de los monumentos de gran calidad que tiene Buenos Aires.
Fue proyectado por el arquitecto Alberto Prebisch y fue construido en 31 días por 157 obreros, en su mayoría de origen europeo. Se inauguró el 23 de mayo de 1936.


Por dentro presenta una estructura hueca de hormigón y posee una escalera recta sin barandas de 202 peldaños. Existen 7 descansos que cuentan con una abertura para un ascensor.
En la cúspide habría una caja de hierro con una foto del jefe de máquinas de la constructora y su esposa, junto con un texto dirigido a quienes demuelan el Obelisco. Las ventanitas que se ven allá arriba de todo tienen cortina metálica y hay una roldana para carga de materiales. En la punta tiene un pararrayos.


Las paredes exteriores tienen inscripciones en honor a las dos fundaciones de la ciudad en 1536 y 1580, a la designación de Buenos Aires como Capital Federal en 1880 y a la primera vez que se izó aquí la bandera nacional.
Desde 1987, una reja protege de graffiti y pintadas a nuestro elegante Obelisco, postal viva de mi amadísima Ciudad de Buenos Aires.


En el frente que da al lado sur, en su base, en un muy pequeño rectángulo, se encuentra escrito este soneto de Baldomero Fernández Moreno:

¿Donde tenía la ciudad guardada
esta espada de plata refulgente
desenvainada repentinamente
y a los cielos azules asestada?

Ahora puede lanzarse la mirada
harta de andar rastrera y penitente
piedra arriba hacia el Sol omnipotente
y descender espiritualizada.

Rayo de luna o desgarrón de viento
en símbolo cuajado y monumento
índice, surtidor, llama, palmera.

La estrella arriba y la centella abajo,
que la idea, el ensueño y el trabajo
giren a tus pies, devanadera.